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Ladrillera en Tlaquepaque: Producción de ladrillo con energía sustentable

Ladrillera en Tlaquepaque: Producción de ladrillo con energía sustentable

Jalisco es el segundo mayor productor de ladrillo artesanal en México, una de las actividades productivas más antiguas identificadas en la historia del estado.

La producción y distribución de ladrillo artesanal representa una fuente de empleo para más de 40 mil personas que son parte de esta cadena de valor, que funciona gracias los más de 2 mil hornos de producción ubicados en las periferias del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG).

Más de la mitad de los hornos activos se encuentran en esta área, lo que influye en una dinámica muy activa en abastecimiento, producción, distribución y venta del producto dentro del sector de la construcción en toda la entidad.

Acerca de la región 

En Jalisco y en particular en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) las condiciones con las que se produce el ladrillo artesanal se han mantenido prácticamente igual desde el inicio de esta actividad productiva hace miles de años, dejando a los productores y a sus familias en un nivel de marginación y segregación considerable. 

El crecimiento urbano hacia las periferias y zonas de mayor contaminación y la fragilidad ambiental predominantemente en los municipios de Tlaquepaque, Tonalá y al interior del AMG son factores que repercuten en las condiciones en que viven las comunidades de esta región de Jalisco.

Factores que impactan en el desarrollo de las comunidades 

El bajo nivel académico de la comunidad es un factor que afecta a las familias de la región, ya que solo el 7.6% de los productores han concluido la educación básica hasta secundaria y el 4.5% cuenta con educación primaria. 

Por este motivo el estado de Jalisco se ha colocado en el primer lugar con más rezago en la dignificación de este oficio a nivel regional, dado que en nuestro país aún predominan en su mayoría los hornos artesanales que han sido construidos por los propios productores, sin ningún equipo auxiliar o herramienta tecnológica.

Lamentablemente la actividad ladrillera es subsidiada por el productor con su pobreza y marginación, además de que los productores son altamente vulnerables a abusos físicos, emocionales, y económicos por parte de sus empleadores u otros intermediarios de la cadena de valor.

Una actividad ancestral que por sus condiciones afecta la salud y bienestar

A pesar de ser una importante fuente de empleo en la región, es importante destacar que los hornos artesanales se caracterizan por producir el ladrillo de manera muy limitada y deficiente, sin algún equipo auxiliar que les ayude a reducir el impacto negativo que generan al medio ambiente y al estado físico de las personas; esto afecta en particular a los trabajadores ladrilleros y a las personas vecinas que se exponen directamente a partículas y contaminantes tóxicos que perjudican nocivamente su salud. 

La situación se agrava, ya que el 48% de los hornos registrados en México están situados a un costado de las viviendas de los productores. Del total de hornos registrados en Jalisco, cerca de 1,200 se encuentran dentro o en las periferias del AMG, lo que posiciona al estado como el segundo con mayor presencia de la actividad artesanal ladrillera en todo el país. 

En  este contexto, prácticamente el total de la producción de ladrillo artesanal contribuye determinantemente a la emisión de contaminantes climáticos de vida corta que agravan los efectos del calentamiento global, y al mismo tiempo se mantiene en importante rezago tecnológico. La energía que se utiliza en esta actividad se remonta a prácticas ancestrales, lo que hace necesario introducir nuevas prácticas y tecnologías que eficienten los procesos, mitiguen contaminantes atmosféricos y dignifiquen la actividad y calidad de vida de los productos y sus familias.

La energía cooperativa en ladrilleras de Tlaquepaque

**El cooperativismo brinda a esta actividad, la oportunidad de organizar y coordinar intereses en común entre los cientos de sitios de producción ubicados en puntos importantes como es el caso del AMG, para accionar iniciativas de valor ante los síntomas de una gran metrópoli, donde la calidad del aire se ve afectada por fuentes de trabajo como las que representan los ladrilleros en esta región de Jalisco.

Un ejemplo de cooperativismo en Jalisco

Ante esta situación, un grupo de productores jalisicences decidió asociarse en una cooperativa de producción, su objetivo central es atender la necesidad de incorporar tecnologías auxiliares que promuevan la reducción sistemática de las emisiones atmosféricas, al mismo tiempo de incrementar su productividad. 

Debido a que algunos de los sitios de producción no cuentan con acceso a la red pública de distribución de energía, la cooperativa optó por las tecnologías de generación de energía limpia, como lo es la energía solar.

El nombre de esta cooperativa que se constituyó en noviembre del año 2021 es “Cooperativa Unión de Productores de Ladrillo Sustentable La Esperanza”, misma que hasta octubre del año 2022 ha logrado avanzar en sus procesos internos administrativos y de venta. 

Este grupo de ladrilleros también cuenta con un modelo de proyección tecnológica para la incorporación de equipos impulsados con energía renovable; así mismo se han logrado coordinar con instituciones financieras y académicas para capacitarse en procesos de ahorro y solicitud de créditos para la adquisición de dichas tecnologías.

La importancia de consolidar este tipo de iniciativas, radica en que de lograrse una experiencia en el sector ladrillero, podría ser relativamente fácil de replicar, ya que las condiciones de trabajo, de producción, y otras relativas a cuestiones sociales y económicas, son muy similares en el resto del país. 

Esta cooperativa de Jalisco es parte de la transición energética y es un ejemplo de que un modelo cooperativo de energía es viable y factible en nuestro país.

La energía nos mueve. Seamos parte de una transición energética justa, inclusiva y democrática.


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